Comienza la carrera

Nuestra participación no comenzó con buena fortuna ya que en la etapa prólogo tuvimos una enganchada que nos provocó un pequeño vuelco sin ninguna consecuencia física ni mecánica pero que nos relegó a la última posición de salida.

El sábado con la lógica tensión reflejada en nuestros rostros tomamos la salida y no pudo comenzar mejor. El buen ritmo impuesto además de contar con la tranquilidad de poder parar nuestro Arctic Cat cuando y donde necesitáramos nos llevó a adelantar a varios de nuestros competidores que habían salido antes que nosotros en un corto espacio de tiempo. Esto fue debido a una versión mejorada del sistema de frenado, excelente trabajo de J.JUAN y NG Brake Disc por cierto, que nos daba un extra de tranquilidad.

Los kilómetros fueron pasando casi por arte de magia gracias al buen hacer de nuestros amortiguadores que daban buena cuenta de las pistas rotas y las rocas desprendidas por los que nos precedían y no podemos olvidarnos de los resistentes y duros Bajacross de ITP Tires e Impnesa. Mientras nuestros rivales han sufrido una media de cinco pinchazos en esta carrera nosotros hemos corrido con el mismo juego de neumáticos de la Baja Almanzora y encima no hemos pinchado ni una sola vez. Sencillamente genial.

Sin embargo cuando apenas nos faltaban 10 km. para finalizar los 181 cronometrados, nuestro piloto Xavier Serra notó que algo no iba bien en el tren trasero. Apenas cien metros más allá nos vimos obligados a apartarnos a un lado del camino en un pequeño saliente rodeado de fuertes barrancos. Desde allí divisábamos la meta y Calatayud, la ciudad a la que nos dirigíamos y donde estaba situada la asistencia.

La pérdida de uno de los tornillos de un brazo inferior de la suspensión provocó que la transmisión se saliera del sitio y nos destrozara una de las llantas. Visto así parecía que el abandono era la única solución pero el tesón de nuestro equipo acompañado de la ayuda del público que hasta allí se desplazó hizo que en algo más de una hora y media todo estuviera solucionado y pudiéramos reanudar nuestra marcha. Mil gracias de corazón a todos los que allí estuvisteis.

A todo esto ya habían pasado los camiones, que por cierto no veáis lo que impresiona que pasen apenas a un metro y medio de ti a toda velocidad y esto nos generaba un problema añadido ya que estábamos rozando el tiempo límite para poder tomar la salida en el segundo tramo del día, el de los 305 km que nos llevarían de vuelta hasta Teruel.

Pero arrancamos a toda prisa y conseguimos llegar por apenas unos segundos a tomar la salida en el sector selectivo SS2 justo detrás del último camión y sin poder realizar las labores de asistencia ni repostaje que teníamos previsto. La incertidumbre se cernía sobre nosotros sobre si aguantaría nuestro arreglo y si tendríamos gasolina suficiente para hacer los 196 km hasta el refueling que la organización había previsto.

Empieza el calvario

Pronto estas dudas dejaron paso a un problema mayor, nuestro sistema Stella de seguimiento y de aviso de adelantamientos había dejado de funcionar y esto cuando los que te preceden son unos inmensos camiones da mucho miedo a no poder adelantarles. De hecho aún no nos podemos creer el haber podido adelantar a la vieja usanza a cuatro de ellos tras “lamerles el culo” durante decenas de kilómetros y arriesgarnos a meter el morro en las curvas para que nos vieran y nos dejaran adelantar.

Tuvimos la suerte de quitarnos a otros cuatro camiones al llegar a la altura de un accidente de uno de ellos mientras los otros tres equipos intentaban desvolcarlo, pero aún fuimos capaces de alcanzar a un noveno y a uno de nuestros rivales en bugggys hasta que de nuevo la Diosa Fortuna nos volvió a dar la espalda justo a 5 km del citado punto de refueling.

Era el turno del tornillo del amortiguador trasero derecho que con su pérdida provocó que nuestro Arctic mordiera la pista con su parte trasera al salirse por completo el amortiguador. Ni Xavier Serra ni Chema García fueron capaces de solventar esto por sus medios hasta que no aparecieron de nuevo unos aficionados que les ayudaron a levantar el vehículo y resituar el amortiguador en su sitio.

Para cuando esto pasó de nuevo los camiones que seguían en pista y el buggy que ya habíamos adelantado nos volvieron a pasar al lado y lo peor es que el coche escoba nos alcanzó y esto significa que estábamos fuera de carrera. Después de tanta lucha y esfuerzo nuestra recompensa de finalizar el tramo tendría que verse postergada al domingo.

Tras una tarde-noche dedicada a revisar por completo nuestro Wildcat el domingo amanecía con un calor insoportable y unas ganas de acabar la carrera por encima de cualquier otro objetivo.

Domingo

Nuevamente un enlace hasta la población de Calamocha por carretera nos llevaba hasta la salida del tercer y último tramo, el SS3. Las miradas de complicidad se alternaban entre los miembros del equipo. Sabíamos que todo estaba perfecto y las ganas de demostrar que este Arctic Cat puede competir de tú a tú con el resto de rivales estaban latentes.