A las cinco y media horas de la mañana tocaba diana para dirigirnos desde Peguerinos hasta el pueblo de Monty, Tudela de Duero, donde daría comienzo esta ruta sabadera. Por delante nos esperaban 180 kilómetros de coche, donde como casi siempre, teníamos cargado del día anterior, el quad en el carro. A las nueve de la mañana ya estábamos en la puerta de su casa, saludamos a Monty y Belén, compañeros de ruta y al poco tiempo llegó Osdelma para completar el trio rutero.

En esta ruta volvía a acompañarme mi copiloto Maribel Tasmania, después de no haber podido venir al rutón de Burgos. Nos pusimos el traje de faena y pusimos rumbo hacia a Alaejos, lugar donde se celebra la Ruta Cultural Oftrack, en el restaurante Marcos, donde nos esperaba Drakis (Clemente) y Mari Carmen para comer todos juntos.
Salimos de casa de Monty hacia la gasolinera para repostar nuestras máquinas por carretera, para a continuación, coger ya las primeras pistas que nos alejaban de la civilización. Esta ruta iba a estar acompañada casi en todo momento por el rio Duero, que gracias a todo lo que había llovido en el mes de abril, iba bien cargado de agua.
Pues a pesar de todo lo que había llovido los días anteriores, las pistas estaban secas y polvorientas (dichoso polvo). Por estas tierras de Castilla, para no encontrar polvo, tiene que estar lloviendo en el mismo momento de la ruta, porque tiene una capacidad de tragar agua que no te menees jejejejeje.
A partir de Laguna de Duero hasta Simancas, cruzamos por unos preciosos pinares, un poco concurridos por ciclistas y gente haciendo deporte, en los que por lo menos no se levantaba tanto polvo. En Simancas cruzamos otro gran rio, el Pisuerga, y le continuamos por el margen derecho. Nada más salir de Simancas, Monty que iba en cabeza, se equivocó de camino e íbamos pegaditos al margen del rio, donde sin querer, nos metimos en un sembrado que estaba cargadito de barro y os podéis imaginar cómo nos pusimos. La verdad es que iba a ser a la postre, casi el único barro que nos íbamos a encontrar en toda la ruta. Salimos de allí y continuamos la ruta por la pista normalmente y un kilómetro después vimos cómo se unían los ríos Pisuerga y Duero en uno solo, haciéndose el rio grande de todo el agua que llevaba, casi a punto de desbordarse por algunos puntos.

Después de unas fotillos, continuamos la ruta siempre pegados al rio Duero hasta San Miguel del Pino, donde nos hicimos estas curiosas fotos con el morlaco jejejejeje

Unos metros más adelante hicimos la parada para almorzar al lado del rio en unos embarcaderos que había para pescar. Mientras Osdelma se acercó a comprar pan, fuimos preparando lo que habíamos traído de comer. Unas buenas cervecitas, lomo, queso, tortilla, chorizo y el pan que rico estaba. Mientras comíamos, nos dimos cuenta que había unas avionetas haciendo maniobras y piruetas muy arriesgadas. Hasta ahí bien, pero Maribel les contó que desde que me operaron de la vista (antes era miope) veía un 120% de visión y que veía hasta los motores de los aviones… jajajajajaja que descojone, nos partimos todos de risa y durante un rato fue tema de conversación y de muchas risas.

Una vez acabamos de almorzar y de reírnos, continuamos las pistas que nos llevarían hasta Tordesillas, que cruzamos de este a oeste y donde por el tráfico, nos separamos por unos momentos, pero en unos metros nos volvimos a unificar.
Seguimos las pistas polvorientas intentando dejar espacio entre nosotros e íbamos pasando todo tipo de tierras de cultivo, algunas tierras preciosas llenas de flores amarillas todas uniformes, otros campos gigantes de vides, preparadas para dar buen vino.
Antes de llegar a Castronuño, cruzamos por última vez el Duero, por las compuertas del embalse de San José, que estaba desembalsando agua a cascoporro y nos hicimos unas fotillos.

Nada más pasar al otro lado del embalse, paramos para tomarnos otra cervecita, para aliviar nuestras gargantas secas por el polvo y llamamos a Clemente para ver por dónde estaba y nos dijo que ya había llegado a Alaejos.

Continuamos enseguida la ruta y pusimos rumbo sur, cruzando Castronuño por las afueras. A partir de aquí, ya conocía estas tierras de la Ruta Cultural y en pocos kilómetros nos plantamos en Alaejos, yendo directamente al restaurante Marcos donde nos recibieron Drakis y Mari Carmen.

Comimos todos juntos y las anécdotas y recuerdos de otras rutas se sucedieron. Que gusto da estar acompañado de buena gente!!!
Para no perder la costumbre, nos apretamos un buen cochinillo, recordando los días de la Cultural jejejeje. Que riiiiico está.

Pero las risas más gordas las reservamos para la hora del café con la famosa BOLSA del Mercadona jajajajajaja

¿Qué contenía la bolsa que tan fuertemente agarraba Clemente? ¿Qué pretendía tapar con ella Clemente? Las respuestas os las tiene que dar el señor Clemente jajajajaja. Que buenos momentos que pasamos con el tema de la bolsa jajajajaja